Qué ver en Santillana del Mar: de paseo entre tres mentiras

La llaman la villa de las tres mentiras por que ni es Santa, ni es llana, ni tiene Mar. Es la villa medieval de Santillana del Mar, en Cantabria, y quizás la leyenda no sea del todo cierta. La villa se desarrolló alrededor de la Colegiata de Santa Juliana, la cual se encuentra subiendo y bajando pequeñas cuestas, y aunque la costa no esté en el núcleo urbano, no hay que irse muy lejos para llegar al mar. 



Sea como fuere, es una villa muy coqueta y bonita. En 1943 fue calificada como Conjunto Histórico Artístico. No hay nada mejor que perderse por sus (pocas) calles y rincones para conocerla. 

Santillana del Mar | 20191207

Son sólo dos calles principales. Pero pocas calles con mucha historia. En ellas se encuentran palacios, palacetes, casas, torres, concentos, iglesias y colegiatas de más de 800 años. Se pueden diferenciar dos rutas propuestas por la oficina de turismo de Santillana del Mar: la ruta medieval y la ruta renacentista y barroca. Parece como si el tiempo se hubiese congelado en esa época. 

RUTA MEDIEVAL      

De la Colegiata de Santa Juliana a Santillana 

Colegiata de Santa Justa de Santillana del Mar | 20191207

La ruta medieval comienza en la Colegiata de Santa Juliana. Aquí comenzó la historia de Santillana del Mar, ya que donde ahora se levanta en el siglo IX existía el monasterio de Santa Juliana que después pasó a ser la Colegiata del mismo nombre tres siglos después. El claustro, precisamente, es de finales del siglo XII y principios del XIII. Se trata del primero y más importante exponente del arte románico en Cantabria.  Después durante los siglos XVI y XVII se realizaron diversos añadidos y reformas. En 1889 fue declarada Bien de Interés Cultural. 




La Colegiata fue construida por un grupo de monjes para contribuir a la repoblación de la zona y para tener un lugar donde exponer las reliquias de la mártir Juliana que llevaban consigo. La aldea, pues, se desarrolló en torno a la Colegiata y la calle del Rey, que actualmente está dividida en las calles del Río, Cantón y Carrera. El pueblo, pues, tomó su nombre de la colegiata: Sancta Iuliana, que más tarde derivaría en Santillana. 

Plaza las Arenas desde la Colegiata 

Calle Cantón con la Colegiata al fondo | 20191207

Durante la Edad Media la villa vivió épocas de gran esplendor económico, demográfico y artístico. Cuenta de ello son los palacios y casonas que todavía hoy se pueden ver. 

El lavadero-abrevadero     

Lavadero-abrevadero de Santillana del Mar | 20191207

Una de las imágenes más bonitas de la villa es la que ofrece el abrevadero y lavadero de la plaza con la Colegiata de fondo. Tanto este pequeño edificio como las diferentes fuentes de la villa son del siglo XVI.

El fotógrafo minutero      

Colegiata de Santa Justa de Santillana del Mar | 20191207

En la parte de arriba del abrevadero suele haber un hombre con una antigua cámara de fotos de cajón vestido para la ocasión. Es el fotógrafo minutero Jesús Adolfo García. En unos pocos minutos, unos diez, realiza fotografías de forma tradicional con una cámara de principios del siglo XX. El padre de J. Adolfo empezó con el oficio y la afición a la fotografía que heredó él. Rehabilita y reconstruye él mismo las cámaras y cuando estuvimos en Santillana del Mar, en diciembre de 2019, estaba trabajando en otra más antigua, de finales del XIX. Pide la voluntad, y solo por la conversación merece la pena hacerse la foto. 

J. Adolfo García fotógrafo minutero de Santillana del Mar | 20191207

El mecanismo es en apariencia sencillo. Las personas a fotografiarse tiene que posar delante de la cámara durante unos pocos segundos sin moverse, entonces la imagen se refleja mediante un espejo en un papel especial. De ahí sale el negativo que después de pasar por diferentes un par de procesos, se revela en otro papel. Y ya tienes tu fotografía antigua en unos minutos. 


Las dos torres      

Plaza Mayor de Santillana del Mar; a la izquierda el Ayuntamiento y en frente Torre de Don Borja | 20191207

En la Edad Media, época de desarrollo y expansión de la villa, se crearon las calles Juan Infante que dirigen hasta la Plaza del Mercado, hoy en día, la Plaza Mayor.

Y en la Plaza Mayor están las torres de Merino o la Torrona y la torre de Don Borja, hoy sede de la Fundación Santillana, figuran como las construcciones más antiguas de la villa, ambas medievales y de estilo gótico y de carácter militar. La de Merino fue, como su propio nombre indica, sede del merino, el representante del rey en la villa. La Torre de Don Borja es del siglo XV y lleva el nombre del que fuera su dueño: Francisco de Borja Barreda. 


Torre de Merino 

Torre de Don Borja | 20191207

Otras edificios de la época son la Casa de Leonor de la Vega, madre del Marques de Santillana, en la calle Cantón, ahora convertido en hotel, y la Torre de los Velarde. 

A la izquierda Casa de Leonor de la Vega | 20191207

Tengo que confesar que la Plaza Mayor es uno de mis rincones preferidos de Santillana del Mar. Tomar algo en la terraza del bar que está justo al lado de la Torre de Merino no tiene precio. En esta plaza también están el Ayuntamiento ubicado en un palacio del siglo XVIII y la Casa de la Parra y la Casa Águila. Pero para hablar de ellas, tenemos que avanzar un poco en la historia...

Plaza Mayor

RUTA RENACENTISTA Y BARROCA         

Plaza de las Arenas, a la derecha el Palacio de Velarde | 20191207

Sin abandonar la plaza mayor, nos encontramos con la Casa de la Parra que recibe el nombre de una gran parra que adornaba su fachada. Es del siglo XVI y construida dentro de la tradición gótica, como se puede ver en los pórticos de entrada de arcos apuntados. Al lado de esta peculiar casa está la Casa del Águila, llamada así por el escudo de Estrada y Tagle de la fachada. Este caserón es ejemplo de la arquitectura civil barroca de Cantabria. 

Casa de la Parra


Y al lado de estas dos edificaciones está el ayuntamiento, mezcla entre palacio urbano y arquitectura noble rural. Según cuentan, fue construido en el siglo XVIII y a partir de mediados del siglo XIV sufre algunas reformas para convertirse en el Ayuntamiento. En esta época suponen que pusieron en la fachada el escudo de la villa.

En el latera de la Colegiata de Santa Jualiana, en la plaza de las Arenas, está el Palacio de Velarde, el ejemplo más destacado del Renacimiento. Data de mediados del siglo XVI y destaca la fachada principal que se abre a la plaza con soportal, el balcón plateresco y con un ancho dintel, además de los pináculos decorativos propios de este tipo de palacios. 


Palacio de Velarde

Plaza de las Arenas

El resurgimiento de Santillana del Mar vino gracias al dinero procedente de América, y que coincide con la construcción de casonas montañesas y palacios barrocos. Algunos de estos ejemplos son la Casa de los Villa, los Bustamante, los Tagle, Casa de los Hombrones, Palacio de Peredo Barreda... 

Escudo de la Casa de los Quevedo y Cossío



Y también hay muchas casas que quizás no tienen nombre pero que son igual o más bonitas que estos palacios. 

Cerca de la Colegiata también está el Museo y Fundación Jesús Otero con obras del artista. 

Entrada de la Fundación Jesús Otero


Rincones           

En Santillana del Mar encuentras muchos rincones bonitos. Muchísimos. Las tres o cuatro calles que la componen se convierten en cientos de detalles esperando a ser encontrados. Si me tengo que quedar con un sitio... No puedo elegir. Todo en Santillana de Mar es especial. 


Una cosa que no hay que dejar de hacer en Santillana del Mar es comprar los famosos sobados y corbatas. Por el pueblo hay muchísimas tiendas donde las venden. 


Museo de la Tortura          

Entrada al Museo de la Tortura de Santillana del Mar | 20191207

En una calleja que sale desde la Plaza Mayor, en el cruce de El Cantón, está el Museo de la Tortura y la Inquisición. El museo fue reubicado y renovado en 2016, ya que el anterior estaba como a unos 50 metros del nuevo museo. De las anteriores veces que habíamos estado en Santillana del Mar me sonaba que el museo estaba, o lo que es parte de él, como en una terraza, y buscando esa terraza... obviamente no la encontré. Se ve que hace unos cuatro años demolieron ese edificio porque contrariaba con la Ley de Patrimonio y la familia que llevaba 25 años llevando el museo tuvo que buscar otro edificio. 

El nombre no deja mucho a la imaginación y sabes perfectamente lo que te vas a encontrar. No engaña. Se trata de un museo de muchos de los instrumentos de tortura y castigo utilizados desde la Edad Media hasta casi hoy en día.


Sin embargo, la mayoría de los instrumentos visibles en la exposición eran utilizados en épocas anteriores, sobre todo, para dar ejemplo y, así, perseverar la pureza del catolicismo mediante la Inquisición. 


Algunas de los objetos son reales y otros replicas. Mediante paneles se explica como se torturaba con el el objeto en cuestión y por qué se utilizaba ese en concreto (ya que cada "mala" acción tenía su propio castigo). 


No es un museo, digamos, muy agradable. Tampoco llega a ser desagradable del todo. Al fin y al cabo, es historia. Esas torturas fueron reales, la Inquisición fue real y, precisamente, como dice el refrán, de aquellos lodos estos barros. Mediante esos castigos y esas torturas mantuvieron a la gente fiel y con miedo de salirse de lo establecido, forma de ser que se ha mantenido casi hasta hoy en día. 

Aunque quizás para lo que es en sí el museo si que es un poco caro, o por lo menos me lo parece a mi: 4 euros. El horario es de 17:00 a 21:00. 

Dónde aparcar en Santillana del Mar: hay dos parkings. Uno prácticamente en el pueblo y otro en la carretera viniendo de Santander. Se supone que son de pago, pero me pareció entender que solo en verano. Las veces que he ido no he pagado nunca, la verdad. También es verdad que suelen estar llenos y lo que es el de la parte de abajo del pueblo es un poco caótico. 

Comentarios