Preparando la maleta a Warszawa


El origen de la ciudad está relacionada con los hijos mellizos de un pescador. Y con una Sirena. Pero, sobre todo, con el río Vistula. Razón de ser de todas estas leyendas sobre la ciudad. El padre de Wars y Zawa no podía costear el bautizo de sus hijos. Un día el rey Casimiro olió el riquísimo pescado del pescador Pedro. Para agradecerle su hospitalidad le pagó el bautizo con la condición de llamarles como el quiso. Además, le dio el señorío de las tierras del Vistula. En este mismo río, donde hoy se encuentra la Ciudad Vieja, salió del agua una Sirena. Le gustó el lugar y decidió establecerse. Los pescadores de la zona notaron que alguien agitaba las aguas y liberaba a los peces. Pero cuando escucharon su voz decidieron dejarla libre. Un día un comerciante la vio y decidió encerrarla. El hijo de un pescador escucho sus gritos de ayuda y le salvó. En señal de gratitud la Sirena les prometió defensa. Desde entonces la Sirena armada con una espada y un escudo defendiendo la ciudad.


Polonia ha sido un país que ha sufrido mucho. Siempre ha estado bajo en yugo de otro país: Alemania, la Unios Sovietica... La II Guerra Mundial destruyó gran parte del país, sobre todo en Warszawa, donde destruyeron la ciudad y la han reconstruido a imagen y semejanza de lo encontrado en las fotografías dejando una Ciudad Vieja pintoresca y autentica. Polonia lo conocimos gracias al zloty, es decir, a la moneda del país; ya que como todavía no habían entrado en el euro era mucho más barato.

Warszawa


Warszawa fue destruida por los nazis en la II Guerra Mundial. Pero consiguieron que resurgiera de sus cenizas gracias a las fotografías que se encontraron de la antigua ciudad. Así consiguieron reconstruir la ciudad hasta el más mínimo detalle, tal es así, que cualquiera diría que esos bellos edificios tan pintorescos en realidad no son los originales. Es una ciudad que ha sufrido mucho. Gran parte de la población fue encerrada en guettos y otra parte fue masacrada en las cámaras de gas de los campos de concentración nazi. Después, en Polonia vinieron años bajo el mandato de la Unión Sovietica, siendo este país el primero en independizarse. El sindicato cristiano Solidarnosc con la ayuda del Papa Juan Pablo II fueron claves en la independencia a finales de los años 80.

Plaza del Palacio Real
2011-08-20

Comparando con otras ciudades del país Warszawa o Varsovia en español nació tarde. A excepción de algunas algunas pequeñas asentaciones que había por el lugar, las primera construcciones de lo que después sería la ciudad son del siglo XIII en donde hoy está el Palacio Real. Después pasó a ser la capital del Ducado de Mazonia, el cual, en el siglo XVI pasó a ser parte del Reino de Polonia. A finales de este siglo el Rey Segismundo III decidió pasar la corte real de Cracovia a Varsovia. El siguiente siglo fue de expansión y la aristocracia empezó a construir sus casas cerca de la del rey. 

En un principio teníamos pensado pasar dos semanas en la capital de Polonia, porque en realidad no nos preparamos el viaje lo suficiente. Uno de esos días iremos a visitar Krakow o Cracovia y otro para ir a Auschwitz, pero no contamos con lo lejos que quedaba esta antigua capital de Polonia, por lo que estando allí tuvimos que cambiar de planes para poder aprovechar nuestra estancia en el país. Al final, estuvimos una semana en Warszawa, del 17 al 24 de agosto de 2011, y otra en Krakow, hasta el 30 de agosto, donde volvimos a Warszawa para pasar la último noche y coger el avión el 31 de agosto a primera hora. 


Alojamiento


El precio de las cosas en Polonia fue determinante para elegir este país como destino ya que al no haber entrado en el euro todo era más barato que otros países que habíamos barajado como Holanda o Alemania. El alojamiento era una de las cosas que más barato nos salía. Después de mucho buscar nos decidimos por un albergue juvenil que tenía habitaciones para dos personas, opción de utilizar la cocina y sala común. Las dos semanas que reservamos nos costaron 70 euros a través de Hostelworld. Antes de la llegada como deposito pagamos la mitad. Después de instalarnos nos dimos cuenta de que con una semana en Varsovia sería suficiente y era mejor aprovechar para ir a Krakow una semana, así que hablamos con el recepcionista del albergue y nos canceló la segunda semana que teníamos reservada y, por lo cual, en realidad pagamos menos: allí pagamos unos 17 euros. 

La habitación del Jump Inn era pequeña pero suficiente con una cama de matrimonio en el centro, un pequeño armario y una pequeña mesa. Era un piso bajo por lo que la gran ventana daba directamente a la calle.  Lo bueno del albergue era la posibilidad de utilizar la cocina para poder prepararte lo que quisieras y así ahorrar en restaurantes, aunque no la utilizamos mucho, la verdad. Sí que teníamos por si acaso alguna cerveza o comida para picar. El respeto y la solidaridad son fundamentales, y es que no nos falto nada en ningún momento. El ambiente en el albergue era muy bueno porque estabamos jovenes de diferentes nacionalidades. Los jóvenes de recepción también muy majos y atentos y aunque, como nosotros, no controlaban el inglés, nos entendíamos. También tenía una comedor bastante grande y una sala de estar. En realidad el albergue eran dos antiguas casas contiguas convertidas en habitaciones y en el jardín también había una zona de estar. Nuestra habitación estaba en la segunda casas.


El albergue estaba cerca del Palac Kultury i Nauki o el Palacio de Cultura y Ciencia y del centro urbano de Warszawa. La zona era tranquila.

Después de pasar unos días en Krakow tuvismo que volver a Warszawa porque el avión de vuelta lo teníamos desde la capital tuvimos que pasar la última noche en un hotel que cogimos a través de Destinia que nos costo menos de 20 euros. El hotel estaba en una zona más cercana al aeropuerto que al centro y no era nada del otro mundo. Más bien, era un poco cutrecillo y viejo. Cogimos una habitación con tres camas separadas. Tenía un pequeño cuarto de baño muy anticuado y una tele vieja. Eran tres edificios enormes con tres hoteles de diferentes estrellas. El nuestro, el Hotel Aramis, tenía una estrella. En el mismo recinto estaba el Atos, de dos estrellas y por último el de más calidad, el Portos. Era una zona en la periferia de la ciudad y lo único reseñable era el centro comercial que estaba cerca. Menos mal que solo era para pasar la noche.


El viaje


Era la primera vez que viajábamos en avión. Era algo así como un sueño que tenía desde niña. Un sueño en teoría fácil de realizar pero que nunca conseguía. Como he comentado, preparamos mucho este viaje a nivel económico. Era la primera vez que salíamos al extranjero, pero tampoco queríamos arruinarnos. También queríamos estar fuera dos semanas, y eso era lo que mas caro salía. A pesar de que el avión era más barato para ir a otros países, después el alojamiento y la 'vida' allí salía más cara. A través de Atrapalo conseguí que el precio más barato para las fechas que queríamos. En total fueron 280 euros con tasas incluidas cada uno de los billetes en Lufthansa. Tanto a la ida como a la vuelta haríamos escala en Alemania: Bilbao-Frankfort-Warszawa y Warszawa-Dusseldorf-Bilbao a la vuelto. Cada viaje fue de unas cuatro horas. 

Al ser la primera vez que montábamos en avión todo era nuevo para nosotros: el aeropuerto, la facturación, embarcar... Además, como es de esperar, también nos podían un poco los nervios. Cuando llegó el momento, esperando la cola, vimos el avión en elq ue íbamos a viajar y nos pareció más pequeño de lo que nos habíamos imaginado. La compañía, Lufthansa, no era tan conocida como lo es ahora.


Aeropuerto de Bilbao. Avión Bilbao-Frankfort
2011-08-17

Cuando entramos en el avión tuvimos la misma sensación de que era mas pequeño de lo que pensábamos. Además, a cada lado del pasillo había tres asientos, y no tuvimos suerte en el primer vuelo ya que nos tocó en pasillo. Queríamos poder ver el cielo desde las alturas por primera vez. Pero como todavía nos quedaban vuelos por delante... tampoco nos importo mucho. Además, la chica que iba en la ventanilla era muy maja. Una vez en el asiento los nervios irían a más y las preguntas que siempre había estado haciendo rondaban con más fuerza en mi cabeza. Por fin iba a saber lo que se siente al despegar, lo que se siente en el aire, volando. Cuando empezó a despegar no pude evitar y lancé un gritillo. Pero no era de miedo era de todo lo que llevaba dentro tanto tiempo esperando para ese momento. 

Una vez en el aire los viajes fueron bastante bien, excepto por alguna que otra turbulencia que sobrellevamos bien, sobre todo lo sobrellevamos cuando vimos que nadie en el avión parecía preocuparse. En el avión cada poco tiempo pasaban con bebida y a la media hora de despegar con comida. Al principio pecamos de pueblerinos y preguntamos si tendríamos que pagar. Al contestar que no pedimos sin miedo. 

Primer vuelo: Bilbo-Frankfort

Segundo vuelo: Frankfort-Warszawa
2011-08-17

Aunque fueron cuatro horas de viajes y tuvimos que esperar un poco en los aeropuertos de Alemania se nos hizo corto. Entre una de esas escalas, en Frankfort, tuvimos ocasión de probar la cerveza alemana. En Dusseldorf nos dedicamos a buscar la puerta de embarque. Otra cosas muy curiosa que pudimos 'experimentar' en los aeropuertos alemanes fueron las salas de fumadores. Estas salas estaban en medio de los pasillos del aeropuerto, eran transparentes, y estaban cerradas. 


Vuelos de vuelta. Primero: Warszawa-Dusseldorf

Segundo vuelo de vuelta a casa: Dusseldorf-Bilbao
2011-08-30

La experiencia en los aeropuertos también fue algo nuevo y muy emocionante. No solo andar por las terminales de diferentes ciudades, si no también ir por las pistas en los autobuses que te llevan hasta el avión o, incluso, andar por la pasarela para entrar directamente en el avión. Emoción es la palabra que podría describir mi situacióne en ese momento. 



Aeropuerto de Frakfort desde el avión
2011-08-17

El Aeropuerto Internacional Frederic Chopin de Warszawa está a unos 10 kilómetros del centro de la ciudad. Es el más grande del país. Tanto en la llegada a la ciudad como a la vuelta optamos por ir en taxi para evitar riesgos mayores, como perdernos en medio de la ciudad. 
Aeropuerto Internacional Frederic Chopin
2011-08-31

❖ Moneda

La moneda de Polonia es el zloty, que quiere decir dorado en polaco. El cambio al euro está en unos cuatro zlotys por euro. En el aeropuerto había la posibilidad de cambiar el dinero. De todos modos no llevamos mucho dinero para no tener problema.

Transporte

En Warszawa es muy fácil utilizar el transporte público ya que cuenta con metro, autobus urbano y tranvía. Pero nosotros decidimos andar más comodos y para evitar males mayores como perdernos en la nada, decidimos movernos en taxi. El taxi más caro nos costo el que cogimos en el aeropuerto hasta el albergue, y fueron 90 zlotys, unos 22 euros. Los viajes que hacíamos al Stare Miasto o Casco Antiguo costaban unos 20 zlotys, 5 euros. Por lo general, los hoteles y albergues tenían pactado con los taxistas cuanto cobrar el viaje. 
Warszawa, tranbidea zentrutik gertu.
2011-08-23

Gastronomia


Soy un poco rara a la hora de comer y el que comer era un pequeño problema para mi. De todos modos no supuso un gran problema ya que al tener cocina en el albergue más de un día pudimos aprovecharlo para hacer, sobre todo, las cenas. Además, en el tema de la gastronomía nos informamos más que en otro aspecto y sabíamos que la comida tradicional eran los pierogis. Hay muchas pierogerias que preparan este tipo de pasta rellena en diferentes versiones. También tuvimos probamos el pollo. La mayor diferencia respecto aquí era el tamaño más pequeño del pollo y de los condimentos con el que lo servían. 



Que hacer en Warszawa


Warszawa es una ciudad con mucha historia y cultura. Casi cada una de las zonas de la ciudad tiene algo que contar. Sin duda la zona con más historia es el Stare Miasto o Ciudad Vieja, aquella donde en el siglo XII empezó a construirse la ciudad y que fue bombardeada ya en el siglo XX. Otro de los atractivos indiscutibles es el gran regalo que Rusia le hizo a la ciudad: el Palac Kultury i Nauki que muchos polacos odian y otros muchos aman. Pero Warszawa es una ciudad para ir conociéndola poco a poco, sus parques públicos, sus barrios, su historia. Empaparte de cada una de sus leyendas. Ponerte delante de la Sirena y ver como protege a sus habitantes. Ver el poder del río Vistula dividiendo la ciudad. El imponente Palacio Real, que marca el inicio a la zona más antigua de la ciudad, de ladrillo rojo e imperial. Es una ciudad con tantos secretos por descubrir, con tantos tesoros escondidos, que es difícil elegir uno.

 Diario de viaje



17 de agosto. Miércoles.

Volamos a Polonia.
Llegada a Warszawa. Cambiar el dinero en el aeropuerto.
Taxi para llegar al albergue Jump Inn.
Dar una vuelta por los alrededores. Bar curioso donde están echando el partido del Barça.

18 de agosto. Jueves.

Conociendo los alrededores del albergue de día.
Palac Kultury i Nauki.

19 de agosto. Viernes.

Politechnika y barrio cercano al albergue.

20 de agosto. Sábado.

Stare Miasto. Palacio Real

21 de agosto. Domingo.

Plac Konstyloiji
Parc J. Pilsualsikiego

22 de agosto. Lunes.

Palac Kultury i Nauki. Hoy está cerrado.

23 de agosto. Martes.

Stare Miasto. Plaza del Mercado
Stare Nowa.
Palac Kultury i Nauki. Subimos al último piso del palacio.

24 de agosto. Miércoles.

Estación de tren Centralna. Cogemos el tren para Krakow.

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